Lucas declara (Hechos 1: 1) que en el "primer tratado" había relatado todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar".
Con clara visión histórica reconoció que la obra de Jesús en la tierra era sólo un comienzo, el cual había relatado en su Evangelio. Pero sabía que su historia estaría incompleta si se omitía la narración de lo que Jesús hizo por medio de su iglesia naciente después de su ascensión. Por lo tanto, se propuso describir la continuación de la obra de Cristo mediante el ministerio de sus discípulos.
A partir de la orden registrada en Hechos 1: 8, describe en forma ordenada los hechos de los apóstoles: "me seréis testigos (1) en Jerusalén, (2) en toda Judea, (3) en Samaria, y (4) hasta lo último de la tierra".
En la descripción de las actividades de los apóstoles hecha por Lucas, en forma natural surgen estas divisiones, y de esa manera el libro registra el crecimiento geográfico de la iglesia primitiva.
También registra otro elemento de importancia: En sus comienzos, la iglesia era judía, pero nunca habría podido cumplir su misión mundial si hubiera permanecido dentro de los límites de una religión exclusivista como el judaísmo. Necesitaba liberarse de ese exclusivismo. Lucas bosqueja los pasos que llevaron a esa iberación. Su narración describe el crecimiento del cristianismo que comenzó siendo una secta judía, y se convirtió en una religión internacional, hasta que Pablo pudo decir que el Evangelio se predicaba "en toda la creación que está debajo del cielo" (Colosenses 1: 23).
También registra otro elemento de importancia: En sus comienzos, la iglesia era judía, pero nunca habría podido cumplir su misión mundial si hubiera permanecido dentro de los límites de una religión exclusivista como el judaísmo. Necesitaba liberarse de ese exclusivismo. Lucas bosqueja los pasos que llevaron a esa iberación. Su narración describe el crecimiento del cristianismo que comenzó siendo una secta judía, y se convirtió en una religión internacional, hasta que Pablo pudo decir que el Evangelio se predicaba "en toda la creación que está debajo del cielo" (Colosenses 1: 23).
Lucas estaba muy bien dotado para ser el historiador de ese movimiento. Se cree que era gentil. Mostró un profundo interés por el ministerio a los que no eran judíos. Resultó, pues, muy apropiado que Lucas fuera el escogido para relatar la proclamación del Evangelio al mundo gentil.
Lucas reconoce plenamente el lugar del Espíritu Santo en el crecimiento de la naciente iglesia. Desde el día en que Jesús dio "mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles" (cap. 1: 2), el Espíritu aparece como el consejero de los dirigentes y de sus colaboradores.
Por lo tanto, puede decirse que el libro de los Hechos es el relato de una parte de lo que hacía el Espíritu por medio de los apóstoles y sus seguidores. Bien podríamos llamarlo de "Los Hechos del Espíritu Santo".
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