EL DIOS QUE YO CONOZCO

Se necesitan pastores

Se necesitan pastores -pastores fieles- que no halaguen al pueblo de Dios ni lo traten con aspereza, sino que lo alimenten con el pan de vida.

Hechos 1:5d Espíritu Santo

οτι ιωαννης μεν εβαπτισεν υδατι υμεις δε εν πνευματι βαπτισθησεσθε αγιω [en pneumati baptisthêsesthe hagiô] ου μετα πολλας ταυτας ημερας

“Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días”.

A menudo la palabra πνευμα [pneuma] se usa sin el adjetivo αγιος [hagios], pero el contexto con frecuencia indica que se habla del Espíritu Santo.

Las acciones del Espíritu de Dios son evidentes a través de toda la historia sagrada. Cuando el hombre se volvió insufriblemente impío, Dios dijo: "No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre" (Génesis 6:3).

Se informa que sobre varios hombres "el Espíritu de Dios vino sobre él" (1 Samuel 11:6; 19:23; Marcos 12:36; 2 Crónicas 15:1; 20:14; etc.).

El salmista reconoció la importancia del Espíritu de Dios en la experiencia espiritual (Salmos 51:11); también afirmó su omnipresencia (Salmos 139:7-12).

Joel profetizó que el Espíritu de Dios sería derramado sobre toda carne (Joel 2:28, 29), una promesa que citó Pedro cuando el Espíritu Santo fue derramado el día del Pentecostés (Hechos 2:17-21).

En general, los escritores del AT comprendieron que el Espíritu de Dios es una fuerza vitalizadora, sustentadora, estimuladora y capacitadora, identificada con Dios. Sin embargo, no es hasta los tiempos del NT cuando se observa un cuadro más claro de la obra y la personalidad del Espíritu Santo.

Cristo enseñó a sus discípulos que el Espíritu Santo les enseñaría y les ayudaría a recordar las cosas que les había dicho (Juan 14:26), testificaría de él y lo glorificaría (15:26; 16:14), convencería a los hombres de pecado y de su necesidad de justicia (16:8), y los guiaría a toda la verdad (16:13)*.

Pablo reveló que el Espíritu intercede por nosotros (Romanos 8:26), mora en nosotros (8:9), nos capacita con diversos dones espirituales (1 Corintios 12:4, 8-11, 28; Efesios 4:11) y produce frutos en la vida de los cristianos (Gálatas 5:22, 23).

Habló del cuerpo como del templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19), y advirtió contra contristar al Espíritu Santo con el cual estamos sellados para el día de la redención (Efesios 4:30).

Existió y existe mucha especulación con respecto a la naturaleza del Espíritu Santo, pero la revelación ha mantenido bastante silencio sobre el tema.

Queda implícita su personalidad, porque se lo presenta realizando actos como los de una persona: escudriña, conoce, intercede, ayuda, guía, convence. Puede ser entristecido, y se le puede mentir y resistir.

Se lo enumera con las otras personas: Dios el Padre y Jesucristo el Hijo, de tal modo que queda implícito que él también es una persona. Pero con respecto a su naturaleza esencial, el silencio es oro.

El Espíritu Santo tuvo una parte, misteriosa para nosotros, en la concepción de Jesús (Mateo 1:18, 20). Elisabet (Lucas 1:41), Zacarías (Lucas 1:67) y Simeón (Lucas 2:25, 26) actuaron bajo la influencia del Espíritu Santo.

El Espíritu descendió con la forma de una paloma sobre Jesús en ocasión de su bautismo (Marcos 1:10), y el mismo Espíritu lo condujo al desierto de la tentación (Marcos 1:12).

Se dice que Jesús fue "lleno del Espíritu Santo" (Lucas 4:1), y Juan el Bautista predijo que bautizaría en Espíritu Santo (Mateo 3:11). Jesús advirtió a los dirigentes judíos del peligro de blasfemar contra el Espíritu Santo (Mateo 12:32; Marcos 3:29; Lucas 12:10).

Durante su última noche con sus discípulos Jesús presentó a su Sucesor en su discurso de despedida. Prometió que "otro Consolador" - αλλον παρακλητον [allon paraklêton] estaría con sus seguidores para siempre. (Juan 14:16). Esta declaración implica que Jesús era el "primer paraclêtos".

El término παρακλητος [paraklêtos - παρα para + κλητος klêtos], traducido "Consolador", significa literalmente "junto al llamado", "al lado del llamado".

El Espíritu Santo prometido debía continuar con las funciones de Jesús en todo el mundo a través de los siglos. Los discípulos no quedarían huérfanos, privados de un Padre divino para cuidarlos, protegerlos y ayudarlos. En el momento más impresionable de sus vidas, Jesús les mostró la venida del Espíritu Santo como la culminación de su obra terrenal en favor de ellos y la continuación de su tarea.
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*"Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir" (Juan 16:13).

El Consolador es llamado el "ESPÍRITU DE VERDAD". Su obra consiste en definir y mantener la verdad. Mora en el corazón como el Espíritu de verdad, y así llega a ser el "paraklêto". Hay consuelo y paz en la verdad, pero no se puede hallar verdadera paz ni consuelo en la mentira.

El Espíritu Santo viene al mundo como el representante de Cristo. No solamente habla la verdad, sino que es la verdad. Sin el Espírito de verdad no habría hoy verdad salvadora para nosotros. Cristo es la personificación de la verdad (Juan 14:6), y nadie sino el Espíritu de verdad puede llevarnos a la compresnsión del carácter y la obra, el sufrimiento y la muerte de Cristo.

El asiento de la autoridad divina sobre la tierra es el Espíritu Santo. El cardenal Newman entró en la Iglésia Romana porque buscaba una autoridad suprema y encuentró una especie de reposo en la autoridad esgrimida por la Iglésia Católica. Pero olvidó que en asuntos de fe y doctrina y administración la única fuente de autoridad es el Espíritu Santo, y que "Jesús es el Señor".

Ese es el centro ineludible de toda doctrina cristiana. Todo lo demás surge de allí, porque "nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo" (1 Corintios 12:3). Este señorio de Cristo es la base de toda la doctrina verdadera relativa a los últimos dias.

"Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven" (Romanos 14:9).

La nota distintiva del papado, sin la cual no existiría, es la afirmación según la cual el papa es el vicário o sucesor de Cristo.

La nota distintiva del protestantismo, sin la cual éste tampoco existiría, es el hecho de que el Espíritu Santo es el verdadero vicario y sucesor de Cristo aqui en la tierra.

La dependencia de organizaciones y dirigentes, o de sabiduria terrenal, significa poner lo humano en lugar de lo divino, y en efecto es adoptar el principio del catolicismo romano.