EL DIOS QUE YO CONOZCO

Se necesitan pastores

Se necesitan pastores -pastores fieles- que no halaguen al pueblo de Dios ni lo traten con aspereza, sino que lo alimenten con el pan de vida.

Hechos 1:8 - "Pero recibiréis poder... "

"Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra" (Hechos 1: 8).

Poder.
Griego: δυναμις [dunamis] , "fuerza", "capacidad", "poder". Las palabras "dinamita", "dinámico" y dínamo" derivan de δυναμις [dunamis].

En los Evangelios se emplea con frecuencia la palabra δυναμις [dunamis] para referirse a los milagros de Cristo (Para el uso de la palabra δυναμις [dunamis] en el NT, véase: DICCIONARIO - "Poder"):

"Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros(δυναμις [dunamis]), porque no se habían arrepentido, diciendo: ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros (δυναμις [dunamis]) que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza... Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros (δυναμις [dunamis]) que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy" (Mateo 11: 20, 21, 23).

"Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro (δυναμις [dunamis]) en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí" (Mar.9: 39). etc.

Lucas se refiere al poder sobrenatural que reciben únicamente aquellos sobre quienes desciende el Espíritu Santo:

"Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder (δυναμις [dunamis]) del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios" (Lucas 1: 35).

"He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder (δυναμις [dunamis]) desde lo alto" (Lucas 24: 49).

Nadie está equipado para el servicio del Evangelio a menos que haya sido investido del poder celestial. El conocimiento no es suficiente; no basta la actividad; uno debe ser poseído por el Espíritu Santo. El poder sobreviene al creyente sólo si el Espíritu Santo lo posee. Ni siquiera la autoridad para echar fuera demonios es suficiente.

Este poder es para testificar.

Proporciona (1) poder interior, (2) poder para proclamar el Evangelio, (3) poder para llevar a otros a Dios. Por medio de sus discípulos, llenos de este poder, Jesús continuaría la obra que había comenzado en la tierra, y se harían obras aún mayores:

"De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre" (Juan 14: 12).

El testimonio presentado por el Espíritu sería una señal distintiva de la iglesia cristiana.